La altavoces escupían una melodía sosa y estropeada por la crueldad de una versión que llegaba a sus oídos mezclada con el ruido de risas y conversaciones a su alrededor y Claudia hablaba sin tregua de algo que no lograba captar su interés. Ella se acercaba el vaso a los labios mecanicamente cada diez segundos sin llegar a beber, sólo manteniéndose ocupada y él pensaba en salir fuera a fumar. La música cambió y los altavoces empezaron a esbozar los acordes de algo distinto, una melodía más compleja, con un trasfondo emocionante, o tal vez fuera que el pie de ella comenzó a moverse acompañando el ritmo. Se fijó en que se le había dibujado una enorme sonrisa, tenía las mejillas encendidas y los ojos brillantes. Un cosquilleo le recorrió la espalda y le erizó el bello de la nuca. Los labios de ella se movían, sin pronunciar palabra y un mechón castaño, rizado resbaló hasta tapar su ojo derecho, lo apartó con un movimiento inconsciente mientras seguía metida en la canción. Se sorprendió escuchando su propia risa, impregnada del brillo de sus ojos, vió la sorpresa de Claudia y el corazón le dió un vuelco con la risa de ella. Nunca la había escuchado reir, su alegría se derramaba en forma de carcajadas desordenadas, al servicio de toda la humanidad. Le miró, tan intensamente como siempre que miraba de verdad.
-Me encanta esta canción.
Miss Curiosity.
Hace 1 año
4 comentarios:
a él también.
Buena historia aunque despues de leer con el fondo rojo ahora veo raro jajaja
Besossssssssssssss!!!!!!!!!!!
me encanta que escupan los altavoces!!!
La risa es un fenómeno que solemos infravalorar.
Casi tanto como a él los vértices de su risa.
miau de sandía, bonita :)
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